Pagina no youtube sobre o texto:
http://www.youtube.com/watch?v=Dpa4XAwJpu4
Publicado por Elkin Calderón en febrero de 2009 directo de Bogota, Colombia.
En Noviembre del 2008 se llevó a cabo el VII Festival de Performance de Cali. Tuve la oportunidad de participar en esta versión y recordar de paso la primera vez que asistí, por allá en el año 2002. Desde ésta perspectiva y corta experiencia como participante en dos versiones del Festival, trataré entonces de encontrar puntos en común y analizar o mejor intuir el por qué de la importancia del festival y de sus dinámicas, sin hablar de los artistas y sus obras, sino mas bien enfocándome en la tonalidad propia del Festival y en la manera intrínseca de moverse.
La primera vez que participé en el Festival de Performance, me encontraba aún en la Universidad y era miembro de un colectivo artistico hoy desaparecido. De aquel Festival recuerdo sobretodo la empatía que hubo con los artistas caleños, casi todos contemporáneos a nosotros (generación 75) y recuerdo también la desorganización y la manera de solucionar los problemas que se presentaban sobre la marcha, de una manera efectiva pero pausada y a mi parecer bastante risueña.
Tratando de dejar lo anecdótico a un lado, lo que me impresionó en esa ocasión, fue la amabilidad y ambiente sin pretensiones artistoides de los organizadores del Festival, (muy diferente a lo que se vive en Bogotá) donde también los participantes se van impregnando y haciendo parte de esa esfera o espiral envolvente que va creciendo y volviéndose un perfecto caldo de cultivo para que las obras temporales, performances, acciones, encuentros, entablamiento de relaciones etc, se desarrollen en un ambiente especial, propicio y lleno de un aura muy particular.
Volviendo al presente, en el Festival del 2008 me encontré afortunadamente con mucho de lo mismo, un pequeño ejemplo: Al llegar a Cali, luego de un duro e incomodo viaje terrestre en flota desde Bogotá y luego de 10 horas de viaje me encontraba en el lobby del Hotel Aristi (que durante el festival cambia su nombre y se convierte en el 'Hotel Artisti') en pleno centro caleño. Allí me encontré con Ana María Millán, miembro del colectivo organizador del Festival, Helena Producciones, quien luego de un corto saludo me fue indicando y llevando a donde se suponía sería mi cuarto; al llegar allí se dio cuenta que el cuarto no tenía buena iluminación y la ventana no daba a la calle asi que me llevó a otro, luego a otro donde al parecer había mucho ruido y la 'bulla' era insoportable, me llevó a otro y a otro, hasta que al fin me ubicó en uno donde compartí finalmente mi estancia con artistas latinoamericanos de Brasil, Perú y Ecuador. La verdad a mi me hubiera dado igual quedarme en cualquier cuarto, pero Ana María en un desfogue de energía inagotable, entre-risas me fue enseñando los pisos del hotel, hasta que ella quedó satisfecha. Luego me explicó que 'sinceramente no tenia muy bien cuadrado lo de los cuartos, ni quien iba donde'. La improvisación y el desarrollo caótico-risueño son entonces para mi la esencia del Festival.
El artista que llega al Festival tiene que cambiar su papel de 'invitado' al que le indican donde y cuando sucede todo, y tiene que empezar a interactuar, a participar y también a colaborar, como en cualquier fiesta. Los artistas que 'esperan' a que el festival 'les haga', se quedan esperando; y allí es donde rápidamente hay que entender las dinámicas extrañas bajo las que se mueve el Festival.
El Festival como dije antes es organizado por Helena Producciones, y el colectivo está conformado por artistas, que hacen a su vez el papel de curadores, artistas, productores, secretarios y en general de toderos. El Festival conserva ese carácter independendiente y lo pone de manifiesto frente a cualquier patrocino, ayuda o institución que de cualquier manera les colabora. Helena no es un condominio, como lo dice en su página de internet, es un grupo de artistas y de amigos que logran hacer mover y dirigir esta máquina caótica y multiforme.
El tono del Festival, su música interna y su manera implícita de moverse, tienen mucho que ver y van de la mano con el lugar donde se realiza. La sucursal del cielo, Cali, tienen una cadencia especial, un tono tropical y salsero, pero que bajo el cerro de las tres cruces encierran ese diablo colombiano que llevamos todos y que marca la camiseta del América. Cali como sucursal del infierno.
Para mí el Festival es un evento que mientras dura, captura la energía apolínea, constructiva, formal, la belleza corporal, la acción pausada y temporal, pero que también tiene mucho de dionisíaco. Los invitados creo yo, somos los que mas nos damos cuenta de esa 'energía' que se respira dentro del festival. Las actividades artísticas diarias van acompañadas de un clima amable, de un poco de desorganización, de paciencia y por tanto, de una cerveza fría. Las acciones, eventos, charlas, cuando llegan, son vistas bajo otros ojos o bajo un estado de embriaguez literal o artística (depende de como lo quiera leer). Las noches del Festival son el momento donde tiesos y torpes artistas y curadores sacar a relucir sus limitadas habilidades salseras. Baile, alcohol, música, erotismo, drogas, son parte de cualquier Festival y éste no es la excepción.
A la mañana siguiente, en el restaurante del Hotel Artisti poco antes de las 10 am, (hora límite para servir desayunos) las dos caras de la moneda se dejan ver: trasnochados y ojerosos artistas bajan corriendo en chancletas y bermudas, tratando de evitar las miradas enjuiciadoras de las niñas curadoras, (invitadas internacionales) que asi no hablen español fluidamente, se dieron clara cuenta y en carne propia del estado lamentable y de la pesadez de algunos artistas. Otros por el contrario, juntos y con paso lento, deciden sentarse en las mesas reservadas y con cartel discreto pero evidente que dice: 'AFFAIR DE FESTIVAL'.
Asi vamos llegando a la Antigua Harinera Molinos Titán del Valle, sede durante el 2008 del Festival y ubicada cerca al terminal, pero que para mayor claridad frente al taxista, queda al otro lado de la calle, muy cerca al Motel Condoricosas. Para mi no es casualidad. La fachada del Motel es una extraña mezcla tridimensional de situaciones y personajes sacados de Pelotihue y del mundo tragico-cómico de Condorito. Mezcla caótica de deformes Yayitas, Huevosduros, Gargantas de lata y Cabellos de Angel, todos unidos en una fachada-escultura, que produce risa y grima.
El día sábado se lleva a cabo la sesión de performances y la clausura del Festival. Luego del concierto de Dick el Demasíado, de Silverio y demás, los ánimos y ganas de seguir la fiesta siguen arriba. Poco a poco la gente, asistentes, artistas, curadores van saliendo de la Harinera, algunos en grupo y otros en pareja a seguir la fiesta donde sea; al cruzar la calle, a pocos metros la respuesta en neón azul aparece y para algunos el Festival de performance sigue por unas horas mas, en la sucursal llamada Motel Condoricosas, PLOP!
terça-feira, 28 de abril de 2009
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