
Análisis del documental “Mr Death”, de Errol Morris
Por FEDERICO ROBBLES
Si cuando Errol Morris puso en práctica su invento del Interrotron para “The Thin Blue Line” (1988) el virtuosismo del aparato y de su creador quedaron quizás relegados por el impacto de la historia misma, del relato, y sus alcances extra-fílmicos; con Mr Death el director logra elevar como nunca antes el potencial de su dispositivo, estirando al máximo de lo resistible las líneas divisorias entre lo real y lo ficticio.
“Mr Death” (2000) es la historia de Fred A. Leuchter, un ingeniero norteamericano especializado en la fabricación de sillas eléctricas, cámaras de gas y métodos de aplicación de la inyección letal en EE.UU. La película es él, un personaje opaco, gris, pero apasionante que termina arruinando su vida al involucrándose en una investigación que pretende negar el holocausto judío. Morris se pregunta cómo y porqué; y el dispositivo para responderlo es la entrevista. Se vale para ello del Interrotron, un procedimiento en el que ubica encima del objetivo de la cámara un monitor con su propia imagen mientras interroga al entrevistado. De este modo se asegura que éstos se dirigen directamente a esa pantalla, mirando frontalmente a la cámara, captando así, tanto Morris como el público, una inmediatez mayor en el contacto con el personaje.
Ya en “The Thin Blue Line” comienzan a aparecer algunos esbozos del potencial del experimento, pero en “Mr. Death” explotan con un personaje más propio de la literatura bizarra que del documental. Porque si en otras de sus series y películas los protagonistas se descubren en función de la trama, aquí la historia es el personaje mismo. Y el gran merito del director es haber logrado establecer un código de lectura que excede cualquier maniqueísmo, trabajando desde una sutileza argumental que espanta.
Cuando la sensibilidad que logra en sus entrevistas comienza a rayar los límites de lo verosímil, de lo creíble y de lo excéntrico, el espectador recibe un puñetazo directo a los sentidos de la razón, golpe avalado por un personaje que lo está mirando a los ojos, como un presentador de noticias, que ha invadido su intimidad y que está provocándole a tomar postura. Errol Morris lo llama “cine en primera persona”.
El cine de no ficción siempre se ha movido en un difuso terreno del que es complejo escaparse para asomarse a lo real, pero lo admirable en “Mr. Death” es cómo Morris entra en ese juego sólo desde la palabra y del diálogo, a partir de una comunión y una manera de relacionarse con su personaje. El resultado es una atmósfera enrarecida. Intima, pero a la vez repugnante (Leuchter es, al fin de cuentas, un perfeccionista de métodos de muerte) Un instante de duda en el que nos preguntamos si todo eso puede ser cierto o es tan solo un juego irónico de verdad.
Puede que “Mr. Death.” no sea una apuesta política tan clara como “The Thin Blue Line”, pero la suya es una mirada grácil y sutil (aún cuando se pone en duda la idea del Holocausto) aunque igualmente provocadora. Y en ese juego de verdades y contradicciones es saludable el rol que nos toca como espectadores.
FICHA TÉCNICA
Dirección: Brian de Palma
Guión: Brian de Palma
Dir. Fotografía: Jonathan Cliff
Montaje: Bill Pankow
Intérpretes: Izzy Díaz, Patrick Carroll, Daniel Stewart Sherman, Mike Figueroa
País y año de producción: Estados Unidos, 2007
Um comentário:
estoy a favor
(salvo de la ficha técnica, que estoy en contra)
Postar um comentário